Un implante dental es un reemplazo artificial de un diente que falta. Simula la misma estructura y funcionalidad de un diente natural pero formado por material artificial, normalmente titanio. El implante se divide en tres partes: el implante como tal, que es la parte que se inserta en el hueso, el conector que une el implante a la corona y esta última, que es la parte visible en la boca (corona o prótesis sobre implante).
Para que un implante sea útil debe de insertarse en el hueso del maxilar mediante un procedimiento quirúrgico y producirse la osteointegración, un proceso por el cual el material del implante de fusiona con el hueso para lograr así una estabilidad y funcionalidad completa. Estos son los denominados implantes osteointegrados. Antes de proceder a realizarlo, es necesario un estudio minucioso del paciente para comprobar que no existen infecciones en las encías (de lo contrario hay que tratarlas antes de proceder), que el hueso del maxilar esté en buen estado…. Una vez comprobado que todo está correcto, la inserción del implante consta de tres fases. La primera tiene lugar al extraer la pieza dental en mal estado, y esperar a que cicatrice la herida y se forme hueso. Pasadas unas semanas, la siguiente fase supone la colocación del implante mediante cirugía, queda completamente recubierto por la encía durante varias semanas más para que se osteointegre correctamente. Por último se coloca el conector y la corona (parte visible). Este proceso dura entre 3 y 6 meses, dependiendo de cada paciente.
Actualmente existe otra fórmula de implantología cada vez más utilizada, los implantes inmediatos. Esta técnica consiste en realizar todo el proceso en una sola fase, es decir, en el momento de la cirugía de extracción, se inserta el implante fijo y a la vez se instaura una corona provisional que se cambiará pasados unos meses. Es la opción preferida por la mayoría de pacientes ya que el factor estético no se ve tan alterado, pero no es válido para todos los casos. El odontólogo es quien valorará si esta opción es plausible estudiando varios factores como la ausencia de infecciones, calidad del hueso, estado de las encías…etc.
Implantes cigomáticos
Este tipo de prótesis se utilizan cuando el hueso del maxilar es insuficiente e impide la estabilidad de un implante y no es posible el injerto de hueso o elevación del seno maxilar. Los implantes cigomáticos son más largos que los tradicionales y van anclados en diagonal al hueso de la mejilla, llamado malar o hueso cigomático.
Dentadura postiza fija
La dentadura postiza tradicional es ampliamente conocida, un remedio de quita y pon que ha facilitado la estética a multitud de personas que han perdido los dientes. La dentadura postiza fija es la evolución de este método, que aunque eficaz, era molesto el tener que quitarlo y ponerlo, se movía, se notaba, podía dar problemas al comer….etc. La dentadura postiza fija consiste en anclar el molde de manera permanente sobre dos o cuatro implantes que se osteointegran. De esta forma la estructura queda totalmente estabilizada, no se mueve y es más fácil y cómodo de llevar.