Los constantes anuncios sobre lo ‘sano’ y bonito que es lucir unos dientes muy blancos ha hecho que proliferen en el mercado multitud de ‘productos milagro’ que prometen blanquearnos los dientes de una forma rápida y barata sin tener que acudir al dentista y gastarnos más dinero. Algunos de estos productos son los llamados ‘kits de blanqueamiento’, duramente criticados por los expertos en salud oral.
Estos kits se venden en cualquier web o tienda y pretenden emular a los materiales que utilizan los odontólogos para sus tratamientos de blanqueamiento. Algunos aseguran que llevan una concentración de peróxido de hidrógeno mayor que la que ofrecen los dentífricos blanqueadores (componente químico que utilizan los expertos para blanquear), pero la legislación actual exige que el porcentaje de este producto no puede ser mayor del 0,1%. De ser cierto que su porcentaje es mayor, además de ser ilegal, supone un riesgo para la salud oral.
Al utilizar estos remedios sin ninguna supervisión se pueden ocasionar grandes estragos en la boca. Los protectores bucales con esa solución blanqueante que conforman muchos de estos kits dañan el esmalte dental debido a los ácidos que contienen, y una exposición demasiado prolongada al peróxido de hidrógeno puede producir la retracción de las encías ocasionando que el peróxido penetre en la raíz del diente. Si esto ocurre, lo que se consigue es la necrosis del diente, es decir, su muerte. Además causan sensibilidad dental y en casos graves pueden producir heridas en las encías debido a la quemazón de los componentes químicos.
Al final el arreglo puede costar más que lo que vale un tratamiento en manos de un profesional, que es quien debe realizarlo. También cabe mencionar los dentífricos blanqueadores, que aunque no son tan nocivos como estos kits, prometen los mismos efectos. Como mencionábamos, la cantidad legal de peróxido que pueden contener los productos es del 0,1%. Dicha cantidad es insuficiente para que se aclare la tonalidad del diente, por lo que para lograr de verdad un aclarado es necesario acudir a un dentista, quien utiliza materiales con una mayor concentración de peróxido pero sabiendo cómo proceder para no causar daños.
Cabe recordar que, como explica el doctor Iván Malagón, la tonalidad real de los dientes no es blanco nuclear como nos quieren hacer ver los anuncios, “ni si quiera cuando somos niños”. Cada persona tiene una tonalidad distinta marcada por su genética, pero nunca es blanco puro. Estos tratamientos consisten en “aclarar” la tonalidad que se oscurece con el paso del tiempo por diversas causas. Además, obsesionarse con el blanco de los dientes puede derivar en blancorexia, una enfermedad que causa estragos en la boca de quien la sufre.