La salud bucodental es muy importante, numerosos estudios han mostrado su relación con otras patologías como diversos tipos de cáncer o el alzhéimer, entre otras. Por ello es necesario cuidarla, pero existen algunos mitos que van en su detrimento. El doctor Iván Malagón nos explica y desmiente algunos de ellos:
Mascar chicle, ¿es beneficioso?: hay que dejar claro que nunca es un sustitutivo del cepillo de dientes, pero para aquellas ocasiones en las que no tenemos uno a mano, un chicle es una buena opción. Por supuesto debe ser sin azúcar y que tenga xilitol, un edulcorante natural que aporta buen sabor pero que no daña los dientes. Al mascar chicle con xilitol este produce un efecto antibacteriano ya que no fermenta en la boca, de modo que las bacterias no lo pueden transformar en los ácidos que dañan el esmalte y originan las famosas caries. Además impide la formación de hongos en el interior de la boca. Otros beneficios que nos aporta el chicle es la producción de saliva al masticarlo, y eso implica otro escudo frente a las bacterias impidiendo que se fijen a nuestros dientes además de ayudar a la remineralización del esmalte.
Apretar mucho durante el cepillado debilita el esmalte: no. Si utilizamos un cepillo de dureza media, los habituales que se suelen comprar salvo especificación médica, por más que se haga fuerza durante el cepillado las cerdas no son lo sufici0000entemente duras para dañar el esmalte. El único riesgo que se corre en estos casos perjudica a las encías, que si nos cepillamos con fuerza podemos causar alguna lesión en ellas. Este es el motivo por el cual se aconseja cepillarse mediante movimientos suaves, no porque se desgaste el diente.
Dientes blancos: aunque en el imaginario colectivo se presuponga así, no es correcto. “Ni si quiera cuando somos niños son blancos” aclara el doctor. La tonalidad de unos dientes sanos no es blanco nuclear, cada persona tiene un color diferente que viene marcado genéticamente. Según cuidemos nuestra higiene bucal esta tonalidad puede variar a tonos marrones u amarillentos que pueden ser síntoma de que hace falta una mejor limpieza, pero eso no equivale a que el blanco puro sea el color natural. Las campañas de publicidad han contribuido a incrementar este mito con dentífricos blaqueadores, tratamientos de blanqueamiento dental… que aunque existen y son saludables, el término correcto asegura el doctor es “aclarar”, no blanquear. De hecho, la idealización de los dientes blancos ha llegado a tal punto que para algunas personas se ha convertido en una obsesión, catalogada como blancorexia, que puede producir graves consecuencias para la salud dental.
Arrancar los dientes de leche, ¿bueno o malo?: cuando a los más pequeños se les mueven los dientes de leche es tendencia que los padres se los arranquen para que comience a brotar el nuevo diente, pero esta práctica no es del todo recomendable. Los dientes de leche sirven como guía a los dientes permanentes, los cuales van absorbiendo su raíz. Si se elimina el diente de leche demasiado pronto, el diente permanente puede perder la referencia y salir torcido. Otro problema puede ser que ese espacio edéntulo que queda al extraer el diente sea usurpado por los dientes vecinos, dejando al futuro diente sin espacio para erupcionar, y cuando esto ocurre puede impactar, es decir, que quede incluido en el hueso. Para evitar posibles complicaciones conviene llevar a los pequeños al dentista cuando los dientes se les empiecen a mover y que sea el odontólogo quien valore su extracción.
Muelas del juicio, ¿es necesario quitarlas?: las muelas del juicio o tercer molar pueden dar muchos dolores de cabeza. A un 35 % de la personas no les llegan a salir, pero a las que sí, ¿qué hay que hacer? Todo depende de cada caso. Si se forman las muelas del juicio pero en la boca no hay suficiente espacio para su erupción, estas pueden quedarse incluidas dentro del hueso maxilar impactada contra las raíces de los dientes colindantes. En este caso la extracción de la pieza es lo más recomendable ya que de lo contrario puede dañar a los dientes vecinos además de dificultar la higiene de la zona. Otra posibilidad es que este tercer molar sí tenga espacio para erupcionar, entonces no hay porque extraerlo si el especialista comprueba que no impiden llevar a cabo una higiene adecuada y que la función de masticación no se vea afectada.