Uno de los mayores miedos de las personas al tener que acudir al dentista para someterse a cualquier tratamiento es el dolor. Para evitar sufrir cualquier tipo de molestia durante el tratamiento es habitual el uso de anestesia, que ‘duerme’ la zona a tratar.
A pesar de que la anestesia hace que el paciente no note en ningún momento molestias, en muchas ocasiones es más la predisposición del paciente a sentir ansiedad por el simple hecho de ver una aguja puesto que la anestesia ha de ser inyectada en muchas ocasiones.
Actualmente los avances en la tecnología están haciendo que el binomio dentista-dolor se diluya cada vez más. Hoy en día es habitual el uso de sedantes o anestésicos tópicos con lidocaína o prilocaína, como hidrogeles o pomadas, antes de administrar la anestesia para evitar las pequeñas molestias que pueda provocar la aguja al inyectar el anestésico.
En Iván Malagón*Clinic somos pioneros en España en el uso de las técnicas más avanzadas para asegurar una odontología sin dolor como, por ejemplo, The wand – que significa ‘varita mágica’. Con este tipo de técnica, se inyecta en el ligamento periodontal exactamente la dosis de anestésico que necesita cada paciente en función de la resistencia que ejercen los tejidos, y es calculado digitalmente por un ordenador, eliminando las frecuentes molestias que produce la inyección de anestésico por la inflamación de estos tejidos.
¿Anestesiar tu boca sin usar agujas?
Pero ¿qué dirían si fuera posible anestesiar su boca sin necesidad del uso de agujas? Esta es la pretensión de un grupo de investigadores de la Universidad de Sao Paulo que han desarrollado una nueva anestesia dental a través de descargas eléctricas.
En su investigación, cuyos resultados han sido publicados en la revista especializada ‘Colloids and Surfaces B. Biointerfaces’, los científicos intentaban hallar una nueva manera de aplicar los diferentes anestésicos tópicos utilizados por los dentistas para intentar evitar el uso de agujas. Su investigación les llevó a descubrir que aplicando una pequeña corriente eléctrica, un proceso llamado iontoforesis, los anestésicos eran más eficaces.
Todavía no ha sido probado en humanos
Los investigadores añadieron un polímero a los hidrogeles anestésicos para que estos se pegaran más fácilmente a la mucosa oral. Tras esto, se utilizaron dos anestésicos: clorhidrato de lidocaína (LCL) y hidrocloruro de prilocaína (PCL). Tras la aplicación de una corriente eléctrica descubrieron que la acción era más rápida y duradera y, además, que el PCL penetraba hasta 12 veces más en el organismo siendo mucho más eficaz.
A pesar de estos resultados tan prometedores, este sistema ha sido probado tan solo en cerdos. Los investigadores ya están trabajando en la creación de un dispositivo iontoforético para poder empezar los ensayos preclínicos. A pesar de que la investigación ha estado orientada a su aplicación en odontología, los investigadores estiman que esta tecnología puede ser aplicada en otros ámbitos de la medicina.