Desde hace varias décadas se conoce el efecto que el agua fluorada tiene sobre la salud bucal como forma de prevención de las caries. El flúor es un componente que según los expertos ayuda a combatir las caries y se encuentra en muchos productos destinados a la higiene dental como los dentífricos o los enjuagues. En cuanto al agua fluorada, es una forma de prevenir a mayor escala problemas de salud bucal, pero no siempre es posible llevar este plan a cabo en todas las comunidades, por lo que hay que buscar alternativas como la sal fluorada. ¿Es igual de eficaz?
Esta pregunta se la hicieron un grupo de investigadores que decidieron comprobar qué método era más efectivo e hicieron una comparativa entre los niños que habían tomado agua fluorada de Porto Alegre, en el sur de Brasil, y los de Montevideo, en Uruguay, que habían ingerido sal fluorada. Para llevar a cabo el estudio analizaron 1.528 niños de la primera localidad y 1.154 de la segunda, todos de 12 años de edad. Además de los datos sanitarios sobre su salud oral, también recolectaron datos sociodemográficos, la educación, hábitos de higiene… Los resultados finales mostraron que los escolares de Porto Alegre, los cuales recordamos que habían ingerido agua fluorada, presentaban un menor riesgo de padecer caries que los menores de Montevideo, que habían sido tratados con sal fluorada.
Por ello, la conclusión a la que han llegado los expertos es que el agua fluorada tiene un efecto protector frente a las bacterias responsables de las caries mayor que el que proporciona la sal. Luana Severo, del departamento de Odontología de la Universidad Federal de Santa María, en declaraciones a la revista ‘Dentistry Today’ aclara que la sal no deja de ser una herramienta importante de prevención de las caries en los países en desarrollo “que no disponen de un buen sistema público de agua”. Con la sal fluorada “se abaratan costes” y se protege la salud oral de la población.
Pero al flúor le pueden salir algunos detractores tras un estudio recientemente publicado el cuál explicábamos en un artículo anterior. Dicho estudio, realizado por Klyle Flugee pone de manifiesto que este componente podría aumentar la incidencia de la diabetes.