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El irrigador bucodental y su importancia para lograr una higiene dental completa

La higiene bucodental diaria es algo básico para mantener una boca sana y evitar sufrir cualquier tipo de enfermedad dental.

Para muchos, la rutina de limpieza se limita a cepillarse los dientes. A pesar de que el cepillado es muy importante, ya que es capaz de retirar gran parte de la suciedad alojada en nuestros dientes, la rutina de higiene dental debe incluir el hilo dental y, además, el irrigador bucal, un aparato muy similar al cepillo de dientes eléctrico que echa agua a presión a los dientes para eliminar los restos de comida más difíciles.

¿Cómo se utiliza el irrigador bucal?

Irrigador bucodental
Irrigador bucodental (Flickr / sitsgirls – imagen con licencia CC BY 2.0).

Si decides adquirir un irrigador bucal deberás seguir un procedimiento concreto al llevar a cabo tu higiene bucodental. El primer paso es utilizar el hilo dental. Es preferible utilizar una seda dental que no tenga cera. Esto nos permitirá conocer mejor el estado en el que están nuestros dientes ya que la rotura del hilo puede ayudarnos a detectar la presencia de mucho sarro en la zona, una caries interdental e incluso un apiñamiento excesivo de los dientes.

Tras el uso del hilo dental es el momento de aplicar el irrigador bucal. El aparato echa agua a presión a través de una cánula que permite acceder a zonas a las que el hilo dental no ha llegado. Con el irrigador, además, se pueden limpiar zonas en las que las encías se han retraído. Esta problemática es habitual en personas mayores que, debido a la edad o a la falta de alineamiento de sus dientes, han perdido hueso de soporte y encías, dando la apariencia de “dientes largos”. El irrigador permite limpiar estas zonas cómodamente y, además, estimula a las encías dando un ligero masaje lo que ayuda a que estás estén saludables y sanas.

Tras el uso del irrigador es el momento de utilizar el cepillo dental. Independientemente de que este sea manual o eléctrico, debes utilizar la técnica adecuada. Al cepillarte, debes realizar movimientos circulares para abarcar toda la superficie del diente, incluido el surco entre este y la encía. Al cepillarte, además, debes evitar ejercer una presión excesiva ya que puedes irritar levemente tus encías. Además, no olvides limpiar tu lengua y tu paladar.

El irrigador bucodental no sustituye al cepillado diario. Es un complemento que permite llegar a zonas a las que el cepillo o el hilo dental no llegan. El irrigador te ayudará así a mantener una higiene bucodental más completa lo que es garantía de una boca sana, libre de caries y enfermedades bucodentales.