Cuando se pierde un diente debido a alguna enfermedad o lesión, la solución más habitual y más saludable es un implante. Recordamos que un implante se trata del reemplazo artificial de un diente, hecho normalmente de titanio, que simula su estructura y sus funcionalidades. Aunque la tecnología ha avanzado mucho y los implantes cada vez son mejores, ¿qué hay mejor que nuestros propios dientes?, ¿te imaginas que al perder uno pudiera crecernos otro? Parece ciencia ficción, pero esta solución puede estar muy cerca.
Unos investigadores de la Universidad de Okayama han logrado la regeneración de dientes en un modelo postnatal de animales grandes, en este caso de un perro. Lo primero de todo fue diseccionar las células embrionarias de un Beagle de 55 días antes de que este naciera y reconstruyeron, mediante técnicas de bioingeniería, el germen dental utilizando el método de germen de órganos que regenera los órganos ectodérmicos. Después estos gérmenes fueron trasplantados a un grupo de ratones, los cuales tras varias semanas presentaban la corona dentada con los tejidos duros y blandos propios de los dientes naturales.
A continuación probaron trasplantes autólogos, es decir, células madre del mismo donante para asegurar el éxito y evitar así posibles rechazos. En este caso extrajeron dientes deciduos de un Beagle de 30 días, y el germen de diente diseñado a partir de las células de los dientes permanentes del cachorro fue trasplantado a la mandíbula del animal tras dos días de cultivo. 180 días después…¡erupcionaron los dientes!
Según reveló el análisis de micro TC la formación del diente creado mediante bioingeniería fue prácticamente igual a la de los dientes naturales. También mostró que su composición y estructura eran iguales además de tener una funcionalidad totalmente idéntica.
Los investigadores creen que esta técnica sería viable en humanos y que una fuente de células madre podrían ser las muelas del juicio ya que son unos dientes disponibles en la mandíbula postnatal humana.