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Los dientes, unas pequeñas cápsulas del tiempo

Los dientes son mucho más que unas herramientas imprescindibles para nutrirnos día a día, gracias a ellos podemos conocer más a fondo nuestra historia evolutiva. ¿Cómo es eso posible? Analizando los dientes podemos encontrar pistas sobre todos los microorganismos que han habitado tanto en nuestras bocas como en las de nuestros antepasados. Con dicho análisis es posible obtener información sobre la dieta, la evolución, el tiempo de duración de la niñez y un amplio etcétera. Como explica Debbie Guatelli, experta en antropología, los dientes fósiles han desvelado grandes misterios de la evolución humana y, en un futuro, también serán una fuente importantísima de información sobre nuestra época.

Cambios en la dieta

Lo que comemos queda reflejado en la estructura de nuestros dientes, en concreto en el esmalte dental. Las plantas incorporan diferentes proporciones de isótopos de carbono en sus células, de forma que analizando la proporción de los isótopos de carbono de los dientes, que pueden almacenarse sin cambios durante millones de años, se puede conocer qué tipo de plantas ingerían nuestros antepasados y hacernos una idea más concreta de sus formas de vida. Los chimpancés son nuestros antepasados más cercano y su dieta es muy variada, pero como explica Guatelli, al analizar los isótopos de su esmalte dental y los de la especia de Lucy (Australopithecus afarensis), se comprobó que los de esta última mostraban una dieta más diversa que la de los chimpancés. Además de árboles y arbustos al igual que los simios, la especia de Lucy ingería plantas tropicales y juncias, un indicador de que esta especie habitaba bosques y pastizales, es decir, explorando nuevos territorios más allá de los bosques.

Otro cambio notable que se apreció fue una mayor proporción de calcio que de bario en la especie de Homo temprano, un indicador de que incluyó más carne en su dieta que otros homínidos. Los homo habilis, primeros antepasados de nuestro género, ingerían grandes proporciones de carne según indican los dientes fósiles, lo que implica una dieta todavía más diversa. Según los expertos, esta versatilidad de nuestra dieta, que sigue hoy vigente en la actualidad, contribuyó a nuestro éxito evolutivo y a la capacidad de adaptación a diferentes ambientes.

Las caries, más incidencia a partir de la revolución industrial

El análisis de dientes fósiles ha revelado que las bacterias que causan caries empezaron a ser más comunes tras el descubrimiento de la agricultura. Especialmente durante la revolución industrial es cuando más presencia comenzaron a tener estas cepas debido a la producción en masa del azúcar refinado. Hoy en día el azúcar refinado sigue teniendo un gran peso en nuestra dieta, y seguimos pagando sus efectos: según la Organización Mundial de la Salud, las caries son la enfermedad oral más extendida en el mundo y el azúcar es su principal aliado.

Las maloclusiones

Según los datos existen pocas evidencias de maloclusiones en fósiles humanos, pero en la actualidad es un mal bastante común. Algunos expertos lo califican de “desajuste evolutivo” dado que la dieta basada en la caza y en la recolección de nuestros antepasados no nos preparó para comer alimentos suaves y demasiado azucarados. Es decir, que nuestra boca no está adaptada a la dieta de hoy en día.