La sonrisa, en muchas ocasiones, provoca problemas de autoestima si no resulta armónica, estética y saludable.
La ortodoncia es la ciencia a través de la cual se usan determinados aparatos para alinear los dientes. Para ello, los odontólogos recurren a técnicas como la ortodoncia tradicional, con aparatos de metal, o la ortodoncia invisible Invisalign. Ambas cumplen la misma función, es decir, alinear los dientes. Tanto los clásicos brackets como los alineadores invisible son adecuados para corregir cualquier problema de malposición dentaria, pero el camino para llegar a esa ‘sonrisa perfecta’ no es el mismo.
Brackets tradicionales
Como hemos dicho anteriormente, el objetivo debe ser el mismo con cualquiera de las técnicas, siempre y cuando el profesional controle ambas. La ortodoncia clásica utiliza brackets metálicos o estéticos para lograr que los dientes se muevan. El bracket tiene además una serie de ranuras por las cuales se inserta un alambre en forma de arco.
Los brackets se adhieren al diente en una posición e inclinación concreta. Esta debe ser calculada por el profesional de manera muy cuidadosa ya que de ello dependerá el resultado. Estos serán los que trasmitan fuerza al arco para que este mueva los dientes.
A pesar de que el odontólogo determina la posición de cada bracket en función del movimiento que desea realizar no puede medir la magnitud de la fuerza a aplicar y, además, las fuerzas que provoca en unos determinados dientes pueden provocar movimientos no deseados en los dientes adyacentes.
Puesto que los dientes están unidos por un alambre y, tal como se describe en la tercera ley de Newton, se produce principio de acción y reacción, el cual dice que “todo cuerpo que ejerce una fuerza sobre otro cuerpo experimenta una fuerza de igual intensidad en la misma dirección pero en sentido opuesto”. Esta es una de las principales causas de que los tratamientos con aparatos tradicionales puedan ser mas largos en el tiempo si se comparan con las nuevas técnicas. Además, son más agresivos, puesto que provocan esas fuerzas indeseadas en dientes que no necesitaban tanto movimiento.
A esto debemos sumar que es un tratamiento más incómodo y antiestético para el paciente. El aparato dental puede provocarle dolor, causarle úlceras y llagas en la boca al rozarse con la mucosa oral, desmineralización dental, lo que modifica la coloración del esmalte y su resistencia al ataque ácido de alimentos y bacterias, o incomodidad durante las comidas puesto que se acumulan restos de ella entre los aparatos. Además, la higiene dental es más complicada ya que, en muchos casos, se dificulta mucho la higiene y no consigue limpiar las zonas más inaccesibles.
Ortodoncia invisible Invisalign
Invisalign es una técnica de ortodoncia innovadora y vanguardista. Esta es la opción que escogen muchos pacientes movidos por el factor estético. Los aligners, o alineadores utilizados, son transparentes lo que hace que la gente no note que llevas ortodoncia. A pesar de que ese componente estético es uno de sus valores, Invisalign tiene otras particularidades técnicas que lo convierte en una opción con la que se consiguen unos mejores resultados de manera más sencilla y con menores molestias para el paciente.
El profesional certificado en la técnica usa un software informático, llamado Clincheck, para poder planificar por completo todo el tratamiento. El odontólogo escanea primero la boca del paciente con un escáner iTero, que permite obtener una imagen tridimensional y en tiempo real de toda la dentadura. A partir de esta imagen, el doctor será capaz de descubrir todos los problemas de malposición dentaria del paciente y decidir cómo se desarrollará el tratamiento. Es decir, que desde el primer momento tanto el odontólogo como el paciente sabrán cuánto tiempo va a durar el tratamiento y cuál será el resultado final.
Las ventajas de esta planificación no se limitan a saber cómo será el tratamiento completo. Un doctor que domine la técnica Invisalign es capaz de saber cuánta fuerza es necesario aplicar a cada diente para que este modifique su posición ya que el software simula digitalmente, y de manera dinámica, los movimientos de los dientes ante los cambios que el odontólogo aplique. La fuerza se ejerce en toda la superficie del diente y no en un punto concreto, lo que elimina una de las mayores problemáticas de la ortodoncia metálica tradicional, asegurando así que todos los dientes se alinearán correctamente sin tener riesgo de que por el movimiento de uno, otro se mueva hacia una mala posición.
Esto hace que sea una técnica más rápida y, sobre todo, más cómoda para el paciente. Además de ser prácticamente invisbles, los alineadores no causan apenas molestias y es se extraen para comer, lo que facilita la higiene posterior. Los aligners, además, no causan heridas ni llagas en el interior de la boca lo que hace que puedan utilizarse incluso para practicar deporte ya que actúa, incluso, como protector bucal.
La duración del tratamiento va de los 6 a los 18 meses dependiendo de lo mal colocados que tenga el paciente los dientes. Esta técnica puede utilizarse en los mismos casos que en la ortodoncia metálica tradicional lo que lo convierte en un tratamiento adecuado ante cualquier malposición, siempre y cuando el profesional tenga experiencia.
¿Lo más importante? Busca un buen profesional
Dejando a un lado la técnica elegida, es vital que te pongas en manos de un profesional que la domine. Esto permitirá que, independientemente de la que utilice, sea capaz de usarla correctamente para así diseñar tu sonrisa y lograr tus objetivos.
A pesar de que la ortodoncia invisible Invisalign tenga una serie de particularidades que la convierten en una técnica mucho más cómoda y estética para el paciente, un ortodoncista que no la domine no podrá lograr unos resultados satisfactorios. La clave está en buscar un Invisalign Provider, es decir, que esté avalado por Align Technology, y conocer su experiencia ante la técnica y sus casos de éxito.