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Peligros del estrés sobre la salud oral

 El estrés se considera una enfermedad que afecta al estado anímico de las personas que se produce cuando sucede alguna situación de tensión, sobrecarga de trabajo, preocupaciones…. Sí se convierte en algo crónico puede afectar a la salud, al estado físico y psíquico de quien lo padece.

En los momentos de estrés la salud bucodental es uno de los parámetros que más se resiente debido a la mala alimentación, descuido de la higiene dental y la tendencia a realizar malos hábitos como fumar más para calmarse, beber más alcohol, morderse las uñas, bruxismo…y un amplio etcétera.

Consecuencias

Desgaste dental: hábitos tan comunes en las personas estresadas como morderse las uñas (onicofagia) son muy perjudiciales para la salud de nuestra boca. Al hacerlo de forma continua los dientes chocan constantemente de forma brusca ocasionando que el esmalte se resquebraje y se debilite. El aumento de la ingesta de bebidas alcohólicas o azucaradas para calmar la ansiedad también pasa factura al esmalte, lo erosionan y lo debilitan debido a la cantidad de ácidos que contienen.

Trastornos en la articulación temporomandibular (ATM): este hábito también puede ocasionar este tipo de trastornos, que afectan a los huesos y músculos que unen el cráneo con la mandíbula y generan dolor de oído, de cabeza, de mandíbula e incluso problemas para morder.

Ginivitis y periodontitis: el desarrollo de estas enfermedades por motivos de estrés puede deberse a varios factores. Por un lado morderse las uñas puede provocar algún daños en las encías que ocasione su inflamación. También el desgaste del esmalte dental por el consumo excesivo de alcohol o bebidas azucaradas y el fumar más aumenta el riesgo de sufrir caries y de la inflamación de las encías. Por otra parte, estudios como el publicado en ‘Journal of Biological Regulators and Homeostatic Agents han encontrado una relación directa entre el estrés y las enfermedades de las encías. Según explican, en momentos de estrés se genera una hormona llamada cortisol, que aunque su papel suele ser antiinfalamatorio, en estos casos estimula la inflamación de las encías, lo que favorece la aparición de la periodontitis.

Bruxismo: se trata de rechinar los dientes de forma involuntaria o bien durante el día o durante la noche al dormir. Esto también afecta de lleno al esmalte, que acaba desgastándose, y con el paso del tiempo si no se pone remedio, los dientes llegan a romperse y se producen también trastornos en la articulación temporomandibular (ATM).