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¿Qué dicen tus dientes de ti?

El aspecto de los dientes puede decir mucho de una persona en lo que a salud se refiere. Su forma, su color o su fortaleza pueden ser indicadores de algunas enfermedades o hábitos de la persona. ¿Cómo es posible? Como si de un CSI se tratase, el odontólogo obtiene en una revisión multitud de datos, y teniendo experiencia, formación médica y cierto nivel de pericia, es capaz de detectar muchos problemas que pueden haber pasado desapercibidos para el paciente.

Osteoporosis: se trata de una patología que reduce la densidad de masa ósea, lo que ocasiona que los huesos se tornen más débiles. En la mandíbula también tenemos hueso, por lo que esta enfermedad puede afectar a que se reduzca el nivel de hueso de la zona afectando así a los tejidos de soporte de los dientes. Cuando el especialista observa unos dientes con poca estabilidad (que presentan un gran riesgo de caerse) o una periodontitis severa (inflamación de los tejidos de soporte) pueden ser indicadores de que el paciente sufre osteoporosis.

Disfunción eréctil: parece extraño pensar que en una consulta al dentista pueda detectar algún problema relacionado con la sexualidad, pero sí, un buen especialista podría ser capaz de detectar este problema encajando bien las piezas del puzle. Si un paciente presenta una periodontitis (sangrado e inflamación de las encías) pero su higiene oral es correcta, es posible que la piorrea sea entonces un síntoma de algún problema de circulación sanguínea. Recordamos que la disfunción eréctil es una patología que sufren los hombres cuando son incapaces de lograr una erección y mantenerla el tiempo suficiente para obtener relaciones sexuales satisfactorias. Estudios recientes han demostrado que la periodontitis puede vincularse con enfermedades cardiovasculares, es decir, con patologías que alteran o dañan la circulación de los vasos sanguíneos impidiendo que el flujo llegue con la suficiente intensidad a los diferentes puntos del organismo, lo que entre otras cosas, puede provocar también la disfunción eréctil.

Fumador: sin duda el fumar es uno de los hábitos más nocivos no solo para nuestra salud oral, sino para nuestra salud en general. El tabaco es uno de los agentes más contaminantes con un montón de contraindicaciones. Durante una revisión en el dentista no le será difícil al especialista saber que su paciente fuma. El tabaco puede provocarnos halitosis (mal aliento), los dientes se vuelven de un color amarillento, las encías reciben menos oxígeno y se vuelven más oscuras y además la placa dental se vuelve más resistente. Aunque el paciente siga un ritual de limpieza oral el tabaco dejará huella en su dentadura afeando la sonrisa del paciente y aumentando sus probabilidades de sufrir enfermedades como cáncer oral o de pulmón, entre otras patologías de gravedad.

Déficit de vitamina D: esta vitamina también se conoce como vitamina del Sol ya que es la principal fuente. Es una de las más esenciales para nuestro organismo porque ayuda a fijar mejor el calcio en los huesos y en nuestros dientes, que también lo necesitan. Un estudio reciente ha descubierto que cuando hay un déficit de esta vitamina se crea un registro único en los dientes de una persona que queda protegido incluso hasta 100 años después de su muerte. El estudio reveló que al generarse este déficit de vitamina D se producen unas alteraciones en la dentina, similares a los anillos que se forman en el tronco de los árboles, pero a nivel microscópico. Este registro queda protegido por el esmalte, el tejido más duro del organismo.