La Navidad está a punto de llegar. Las calles están repletas de luces y decoración navideña, lo que nos recuerda que en breve comenzará la época más mágica del año. Estos días son muy especiales, sobre todo para los niños, que viven con ilusión la llegada de Papá Noel o los Reyes Magos.
Pero no solo sabemos que es Navidad por la decoración. Los supermercados se llenan de dulces navideños. Porque ¿qué sería la Navidad sin turrón y polvorones? Esto agrada especialmente a los más pequeños que, con la excusa de que es una época especial, pueden tomar más dulces olvidándose de las temidas caries, una patología que en Navidad no se toma vacaciones.
Cuidado con el chocolate y las golosinas
En muchos casos, el “banquete” de dulces comienza el día 1 de diciembre con los populares calendarios de adviento, que sirven para hacer una cuenta atrás antes de que llegue Navidad. Estos tienen varias ventanas que en su interior guardan pequeñas chocolatinas o golosinas.
Precisamente el chocolate o las golosinas son los grandes enemigos de los niños. Estos dulces contienen mucho azúcar, el principal causante de las caries. Además, las chuches pueden pegarse en los dientes de los peques lo que hace que la saliva tarde mucho más en eliminar el azúcar de sus dentaduras. Una buena alternativa es tomar chocolate negro, con más del 70% de cacao en su composición, un alimento que tiene antioxidantes, se deshace antes en la boca y, además, es cardioprotector.
El turrón duro también puede causar estragos en la dentadura de los pequeños. Este, a pesar de ser más saludable por tener una menor cantidad de azúcar, puede provocar microfracturas en los dientes, dañar sus aparatos correctores y romper los empastes.
Galletas navideñas.
En las comidas y cenas navideñas es habitual que los peques cambien el agua por zumos o bebidas carbonatadas. Estas, además de contener azúcar tienen ácidos que pueden desgastar el esmalte dental, lo que hace que los dientes sean más sensibles y puedan ser atacados por las bacterias y provocar caries con mayor facilidad. Lo recomendable es moderar la ingesta de zumos y bebidas gaseosas e intentar que los pequeños beban leche y agua para así proteger sus dientes.
No hay que descuidar la rutina de higiene dental
La Navidad, además, trae consigo unas largas vacaciones para los niños. Esto provoca un cambio en su rutina diaria que también puede influir en sus hábitos de higiene dental. A pesar de que el horario de irse a la cama cambie o se visite la casa de algún familiar para comer o cenar, es muy importante no olvidar cepillarse los dientes después de cada comida o, como mínimo, antes de acostarse.
Actualmente es posible encontrar en las farmacias o en las grandes superficies pequeños kits de limpieza de viaje que tienen lo necesario para lavarse los dientes en cualquier lugar. Estos suelen contener un cepillo de dientes, una pequeña pasta dentífrica y, en algunos casos, una botella pequeña de enjuague e hilo dental. Es vital que los niños estén concienciados de la importancia de lavarse los dientes para que no pierdan ese hábito y eviten así numerosos problemas dentales al crecer.
Al terminar las fiestas es muy recomendable además acudir al dentista para hacer una revisión completa de los dientes de los niños. Esto servirá para descartar cualquier patología y, si las caries ya han comenzado a atacar los dientes de los peques, poner remedio. Además, si el niño usa ortodoncia, el doctor podrá revisar que está en perfecto estado y que el aparato no ha sido dañado por ningún alimento.