En nuestra vida diaria existen muchos gestos, acciones y hábitos que pueden provocar daños en nuestros dientes a largo plazo. Muchos de ellos, además de afear la dentadura, pueden ser los causantes de diversas enfermedades bucodentales.
Morder bolígrafos, lápices o cualquier otro objeto
Seguro que muchas veces te has sorprendido mordiendo el capuchón de un bolígrafo o la parte superior de un lápiz sin darte ni cuenta. Esta es una manía muy extendida y, aunque no lo creas, puede causarte un gran daño bucodental. Al apretar esos objetos entre tus dientes, además de hacer que se desprendan trozos de plástico o madera, puedes provocar que, debido a la fuerza que ejerces, se produzcan microroturas en tus piezas dentales.
Usar los dientes como si fueran una navaja suiza
Muchas personas han convertido sus dientes en una especie de herramienta multiusos con la que son capaces hasta de abrir botellas. Estas acciones dañan la dentadura y, además, pueden ser las causantes de roturas severas en ella. Pequeños gestos como, por ejemplo, cortar hilo al coser o humedecerlo y pasarlo entre los dientes para que sea más fácil enhebrarlo pueden hacer que, poco a poco, aparezcan pequeñas muescas en ellos que provocan que estos pierdan su regularidad.
Abusar de los cítricos
Durante los meses de frío muchas personas convierten a las naranjas y mandarinas en las únicas frutas que consumen. Esto se debe a una creencia popular que afirma que estas frutas ayudan a combatir al resfriado o la gripe. Esto, además de ser un hecho falso demostrado científicamente, no hace otra cosa que perjudicar los dientes. Los ácidos presentes en los cítricos debilitan el esmalte dental lo que hace que exista un mayor riesgo de sufrir caries, además de aumentar la sensibilidad dental.
Usar palillos
Los palillos se han convertido en una manera rápida de retirar restos de alimentos de entre los dientes. A pesar de que tenemos que evitar que cualquier resto de comida quede en nuestra boca, utilizar palillos para su retirada no es lo más adecuado ya que pueden dañar los dientes y las encías.
Elementos como el hilo dental o los cepillos interproximales son los instrumentos adecuados para eliminar los restos de comida presentes entre los dientes que el cepillo no es capaz de retirar. Su uso debe formar parte de tu rutina de higiene bucodental diaria, además del cepillado, para conseguir una limpieza completa de tu boca.
Morderse las uñas
Morderse las uñas es un mal hábito que, además de afear el aspecto de tus manos, perjudica gravemente tus dientes. Hacer chocar la dentadura de manera brusca hace que se desprendan pequeños prismas del esmalte lo que da lugar a microfracturas que lo debilitan.
No debemos olvidar que las manos son un foco de bacterias. Al mordernos las uñas provocamos que las bacterias presentes en estas puedan llegar a la boca, lo que aumenta el riesgo de sufrir caries. Además de causar patologías bucodentales también puede provocar daños en las articulaciones de la mandíbula como, por ejemplo, el trastornos en la articulación temporomandibular, o ATM, una patología que afecta a los huesos y los músculos que unen el cráneo con la mandíbula inferior.
Cepillarse los dientes justo después de comer
Muchas personas comen en el trabajo o tienen el tiempo justo para ir a su casa debido a su horario. Esto hace que la rutina de limpieza bucodental se lleve a cabo justo después de la comida para no perder tiempo y tener unos minutos de descanso antes de volver al trabajo.
A pesar de que es muy positivo mantener la rutina de higiene dental diaria, incluso en la oficina, cepillarse nada más comer puede ser más perjudicial que beneficioso. Cuando comemos el pH de la boca cambia. Al tomar alimentos ácidos, refrescos o dulces este se vuelve más ácido lo que hace que el esmalte dental se debilite.
Si nada más comer cepillamos nuestros dientes la fricción de las cerdas del cepillo contra ellos puede daña el esmalte, haciendo que tu dentadura sea más susceptible al ataque de las bacterias presentes en la boca.
Tras comer es recomendable que esperes un mínimo de media hora para cepillarte los dientes. Mientras, puedes beber agua o mascar chicle para favorecer la producción de saliva y que así el pH de la boca se restablezca lo antes posible.