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El alcohol y sus consecuencias. ¿Puede ayudarnos Invisalign?

Muchas son las consecuencias del alcohol en nuestra salud general. Las últimas investigaciones y estudios han publicado datos y porcentajes devastadores en países como EEUU. ¿Estamos ante una de las posibles crisis de la salud? ¿Cómo afecta específicamente en nuestra salud oral? ¿Y en nuestra estética? ¿Psicológicamente? ¿Puede hacer algo Invisalign por nosotros?

Efectos adversos

La acidez de las bebidas alcohólicas genera a largo plazo cambios en el ph de nuestra boca. Produciendo así un fuerte desgaste en nuestros dientes. Tras consumir un exceso de alcohol nuestro ph bajaría a 4,5 mientras que el estado adecuado estaría entre 5,6 y 7,6. Estos valores son origen en muchas ocasiones de caries, y en casos extremos desmineralización de los dientes.

La halitosis es otra de las principales consecuencias del alcohol. Cantidad de bacterias en nuestra boca aumenta hasta niveles de los que no somos conscientes. Además cuando dichas bacterias entran en contacto con alimentos que consumimos cotidianamente producen una serie de compuestos sulfurosos cuyo olor es muy fuerte. Si además el consumo del alcohol incluye bebidas como el vino, estaremos modificando el aspecto de nuestros dientes. Los taninos del vino, por ejemplo, pueden llegar a teñir los dientes con tonalidades púrpuras.

Por otro lado debemos señalar el riesgo de las bebidas carbonatadas. En caso esporádico el riesgo no es demasiado elevado. Pero este aumenta cuando la consumición de bebidas carbonatadas se realiza con alcohol, y sus grandes cantidades de azúcar. El alcohol también reseca la boca, afectando a mecanismos que segregan saliva y reduciendo su flujo. Obviamente sus consecuencias son devastadoras. Las mucosas bucales quedan resecadas y, por tanto, desprotegidas. El riesgo de sufrir problemas en dientes y encías aumenta rápidamente. La armonía general de nuestra boca se ve amenazada, por lo que tratamientos que mejoren dicha salud por completo como invisalign podría ayudarnos a mantener un correcto equilibrio que no desencadene problemas mayores como el bruxismo.