Las famosas células madre son un tipo de células que se convierten en otras diferenciadas de prácticamente cualquier tejido del organismo. Esta capacidad de transformación las hace tan cotizadas para fines medicinales, sus posibilidades son infinitas. El problema radica en conseguirlas, que no resulta un proceso sencillo y salvo que se extraigan del cordón umbilical al nacer, motivo por el cuál muchos padres deciden almacenarlas por si en algún futuro su hijo hija las necesitase para algún tratamiento, obtenerlas pasa por el laboratorio de una forma no natural.
Pero el camino inverso, el de devolver a células diferenciadas a su estado embrionario (células madre) resulta que sí que es posible, y no en un laboratorio, sino que el propio organismo es capaz de hacerlo de forma natural, ¿dónde? En los dientes. Esta es la conclusión a la que han llegado un grupo de investigadores del Instituto Karolinskade de Estocolmo.
Estudios anteriores ya habían identificado un tipo de células madre en la pulpa dental, las denominadas células mesenquimales, que daban origen a dientes, cartílagos o hueso, entre otros tejidos. Pero este último trabajo de los científicos de Estocolmo parece haber resuelto el misterio que sus predecesores no supieron responder: ¿de dónde vienen esas células madre? La investigación sugiere que provienen del sistema nervioso.
Durante el estudio de las células gliales, un tipo que rodea a la boca y las encías y ayuda a transmitir las señales de dolor desde los dientes al cerebro, les pusieron identificadores fluorescentes para realizarlas un seguimiento, y comprobaron que al tiempo varias de ellas se habían transformado en células mesenquimales en el interior de los dientes. Este hallazgo destruyó la creencia de que las células del sistema nervioso no podían volver a su estado embrionario lo que fue una sorpresa muy agradable para la medicina.