Como continuación a mi post de hace unas semanas titulado «Yo sólo quiero ser feliz«, entra en juego «el tiempo«, es decir, la magnitud física con la que medimos la duración entre acontecimientos.
Es difícil darse cuenta de lo rápido que pasa el tiempo sin una referencia (ver cómo crecen los hijos, pensar lo lejos que queda un determinado suceso…). Por eso es importante vivir cada momento como si fuera el último o, al menos, intentarlo. De esta manera se nos escaparán muchos «últimos instantes» que, posiblemente, no volverán, pero otros muchos los viviremos como se merecen, con la pasión de lo efímero y lo misterioso de lo volátil.
Tener tiempo para vivir
Lo estrictamente necesario para ser feliz es tener tiempo para vivir, para sentir, para disfrutar de los tuyos, para conocer gente nueva ordinaria y extraordinaria, para dedicarte los momentos necesarios que te hacen conocerte a ti mismo y que organizan tu mente… Sacar unos minutos al día para la meditación o la oración es esencial para hacer de nuestro cuerpo algo mas que un trozo de carne que actúa de manera mecánica y hace posible disfrutar de lo que tienes, de lo que eres y de lo que quieres, porque para conseguir algo hay que quererlo, claro…
Para sacar partido a lo que significa «vivir el momento» es necesario adquirir conocimiento. Dicho conocimiento es nuestro motor, es nuestra aptitud. Pero en esta carrera que es la vida, lo que realmente será decisivo en nuestros avances, derrapajes, salidas de pista, aceleradas y pódiums va a ser nuestra ACTITUD. Hay quienes una vez han conseguido su titulo, se cuelgan con él en la pared…
Para ganar, igual que para disfrutar la victoria (vivir el momento), hay que desear enloquecidamente querer ganar, tener «hambre de gol», algo que se sacia con esfuerzo, talento y seguridad. Pero no sirve de nada ganar si no nos paramos a meditar lo que ha costado, el esfuerzo que hemos gastado y las limitaciones que hemos tenido para conseguir esa meta. El ganador necesita tiempo para saborear el triunfo. Si no lo tiene, se está perdiendo lo más bonito y enriquecedor.
En definitiva, no podemos comprar más tiempo del que nos corresponde, pero sí que podemos vivir intensamente el que se nos ha atribuido.
No se preocupen ya por el tiempo pasado. El futuro es el tiempo que nos queda para para hacer lo que todavía no hemos hecho o para vivir nuevas sensaciones. Tener siempre algo pendiente por hacer es mucho más que importante: es vital porque significa que, además de existir, sigues estando vivo.
TEMPUS FUGIT.