Entre el 10 y el 20 por ciento de la población sufre bruxismo, hábito involuntario de apretar o rechinar los dientes sin propósitos funcionales en veranos y que provoca problemas musculares de cara, cabeza y cuello y dolores de oído.
Existen 2 tipos de bruxismo: céntrico —apretamiento— y excéntrico —rechinamiento–. Por lo general, el paciente bruxómano nocturno no es consciente del problema, por lo que son los compañeros de cama o de habitación los que al escuchar los ruidos de los dientes, o el dentista al observar la destrucción del esmalte y la dentina, alertan al afectado de la existencia del bruxismo.
El bruxismo siempre está asociado al estrés pero se manifiesta, en la mayoría de los casos, en pacientes que no tienen una estabilidad en su manera de morder, es decir, que el engranaje de entre sus dientes no es el adecuado.
Las consecuencias son nefastas para la salud de los pacientes que lo sufren ya que el hecho de que los dientes choquen entre ellos de manera anómala, hace que se desgasten excesiva y prematuramente, además de provocar la sobrecarga de los tejidos de soporte del diente –el ligamento periodontal, la encía y el hueso alveolar–, llegando incluso a causar la movilidad dentaria y posterior pérdida de dicho diente, a medio plazo.
Una alineación de los dientes consigue «mejorar mucho» este problema. No obstante, en otras ocasiones es necesaria una combinación con terapias antiestrés.
En los casos en que el problema es tan severo que ya ha causado daños irreversibles a los dientes, se puede ayudar al afectado con una férula o desprogramador, que evita que los dientes superiores e inferiores contacten entre sí durante los periodos de bruxismo nocturno.
Bruxismo en los niños
En concreto, el bruxismo sucede normalmente en los primeros momentos del sueño, suele aparecer entre los cuatro y seis años y, normalmente, desaparece con el paso de los años, cuando salen las muelas y dientes permanentes. Y es que, este hábito puede ocasionar desgaste dental y enfermedades en las encías.
En las primeras etapas de la dentición, esta patología puede ser incluso fisiológica y no debe preocuparnos demasiado si el niño se ha sometido a una valoración por un especialista en ortodoncia.
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