Cada vez más estudios avalan que una boca mal cuidada, además de los problemas de sobra conocidos como las caries o la gingivitis, también aumenta el riesgo de padecer enfermedades mucho más graves como el cáncer. Por ello, mantener la cavidad bucal limpia y sana se ha convertido en un hábito esencial de prevención.
¿Qué pautas hay que seguir diariamente para ello? la Academia de Odontología Americana recomienda seguir estos consejos diariamente varias veces al día, después de las comidas, para evitar que las bacterias que dejan los restos de alimentos en la boca proliferen y dañen los dientes y encías.
Lo primero de todo es cepillarse los dientes, pero de manera eficaz, es decir, limpiar tanto la cara exterior como la interior así como los espacios interdentales. Los movimientos deben de ser suaves para no dañar las encías y dedicarle tiempo, no una pasada rápida. Una vez bien cepillados, pasamos a la lengua, a la que también se recomienda pasar el cepillo para eliminar restos de placa que pueda quedar en ella.
Pero aquí no acaba todo, la clave para lograr una higiene perfecta es combinar el cepillo y el hilo dental cada día. Es necesario utilizar el hilo para eliminar los restos de las partes donde el cepillo no llega. Con ello se consigue limpiar todos los recovecos asegurando así una limpieza más eficaz. Si además sumamos un irrigador dental, el ritual de limpieza se completa del todo.
Como guinda final, se recomienda utilizar al acabar un enjuague bucal antibacteriano para incrementar la protección. Su uso favorece la destrucción y protección frente a la placa y las bacterias reduciendo así el riesgo de padecer gingivitis u otras dolencias relacionadas.