En 2012 la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó de que se estaba produciendo un incremento de las bacterias resistentes a los antibióticos, y en 2014 realizó el primer informe mundial al respecto que confirmó que este problema ya no era del futuro, sino del presente, y que supone un peligro para la salud pública.
Las bacterias que se convierten en inmunes ante los antibióticos ocasiona que las infecciones no cesen y que enfermedades hasta ahora controladas dejen de serlo y vuelvan a ser motivo de graves epidemias. Una de las medidas de prevención contra esta amenaza que ha dictado la OMS es no abusar de estos medicamentos e intentar prevenir o evitar las infecciones con una mejor higiene, la vacunación, facilitar el acceso a agua potable y a buenos sistemas sanitarios…. En la práctica de no abusar de los antibióticos entran los dentistas, que según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) los dentistas de atención primaria recetan el 10% del total de recetas suministradas en las farmacias, lo que equivale a 26 millones de recetas.
Para mejorar esta situación el CDC y la Organización para la Seguridad y la Prevención (OSAP) han elaborado una serie de directrices para que los dentistas no prescriban antibióticos en exceso. Estas nuevas guías ponen el énfasis en el pretratamiento, las recetas y en la educación tanto del profesional como del paciente. El pretratamiento debe consistir en un análisis más minucioso del historial clínico del paciente, realizar un diagnóstico correcto y tener en cuenta si existen otros procedimientos terapéuticos que puedan solucionar las infecciones locales sin la necesidad de recurrir a los antibióticos. Además deben seguir una formación continua sobre las prácticas óptimas de prescripción
Por otra parte también se insta a los dentistas a que “eduquen” al paciente sobre el uso de este tipo de medicamentos. Deben enseñarles a tomar los antibióticos de la forma correcta y según lo prescrito y que nunca deben guardarlos para su posterior uso, solo los profesionales pueden decidir cuándo y cómo hay que tomarlos.
El CDC advierte que el 30% de todas las prescripciones a pacientes externos son innecesarias, motivo por el que se hace un llamamiento a los profesionales de todas las especialidades a que sigan un control más exhaustivo. Los datos informan de que cada año se infectan 2 millones de personas en Estados Unidos por bacterias resistentes a los antibióticos ocasionando 23.000 muertes por ello.