Si en otro artículo alertábamos de los peligros para la salud que en ocasiones suponen ciertos consejos de los youtubers, esta vez hablamos de todo lo contrario. Chase Wiley, un adolescente de 14 años amante de la ciencia, dispone de un canal de Youtube en el cual habla sobre temas científicos, y en uno de sus vídeos ha realizado un experimento para comprobar en primera persona cómo afectan las bebidas azucaradas y gaseosas a la salud dental.
Las consecuencias que tiene el azúcar sobre los dientes son muy conocidas, no en vano existen varias iniciativas para intentar reducir su consumo, especialmente en los más jóvenes, que son sus mayores consumidores. En la ciudad de Berkeley por ejemplo, desde Marzo de 2015 se instauró un impuesto a este tipo de bebidas para intentar frenar su consumo en beneficio de otras bebidas más saludables e hidratantes. Otra iniciativa, también en Estados Unidos, es la de incluir en las etiquetas de estos refrescos advertencias sanitarias de lo que su consumo en exceso puede hacer en nuestros dientes.
La principal consecuencia para nuestra salud dental derivada del consumo de productos muy azucarados son las caries, que se producen debido a la acción de las bacterias. Estas bacterias se nutren del azúcar que ingerimos para generar ácidos, y estos dañan mucho el esmalte dental. Otro inconveniente añadido de las bebidas gaseosas son los ácidos que contienen, que deterioran muchísimo el esmalte.La teoría está clara, y son muchas las campañas de prevención contra las caries incitando a llevar una higiene oral adecuada y una dieta equilibrada baja en productos azucarados y con gas pero, ¿hemos visto alguna vez ese efecto más allá de la mera teoría? Gracias al vídeo de Chase Wiley, tenemos la oportunidad.
Para demostrar los efectos que tiene consumir habitualmente refrescos azucarados y con gas, Chase mete los molares de leche de su hermana en dos refrescos: uno en soda blanca y otro en soda marrón. Los mantiene sumergidos durante varias semanas, y tras ese periodo, los saca para comprobar su estado.
Los resultados, como podemos observar en el vídeo, son contundentes. El que estaba sumergido en el refresco marrón presentaba varias manchas, y el sumergido en el blanco, tenía las raíces muy amarillas. ¿Qué refresco afectó más? Tras pesarlo, Chase muestra como el que estaba en la bebida clara había perdido mucha más masa que el otro, por lo que el daño era mayor. La razón es el tipo de ácido de cada refresco. En general, los refrescos claros suelen llevar más ácidos cítricos, que deteriora más rápidamente la superficie de los dientes que el ácido fosfórico de los refrescos más oscuros.
¿Cómo evitar el deterioro de los dientes?
En general, lo primero es evitar consumir en exceso este tipo de bebidas, y si se hace, no lavarse los dientes inmediatamente después, si se hace eso, los ácidos habrán debilitado mucho el esmalte, y si se le suma la acción del cepillo, el daño es mayor. Lo recomendable es enjuagarse con agua tras beber el refresco y cepillarse dejando pasar al menos media hora.
Otra opción que minimiza el impacto de estas bebidas es tomarlas con una pajita, de esta forma el contacto del líquido con los dientes es mínimo y se reducen los daños.