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Una reflexión sobre el derecho a la intimidad de los pacientes

Hoy quiero compartir con vosotros un tema que me preocupa desde hace un tiempo y sobre el que algunas veces he reflexionado con otros colegas de profesión, alumnos o incluso con algunos de mis pacientes: el derecho a la intimidad, en general de todos, pero sobre todo de los pacientes.

Lo que pasa en la consulta, se queda en la consulta
Lo que pasa en la consulta, se queda en la consulta (Flickr | lisa-m_photography – CC BY 2.0).

Este es un derecho constitucional reconocido y protegido por las leyes que es especialmente estricto en lo que se refiere a la salud. Reconocidos como “información sensible”, los datos referentes a la salud de las personas gozan de una estricta y severa protección, entre otras, por la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD) y por el Secreto Profesional de los médicos.

Lo que ocurre en la consulta, se queda en la consulta

Esto es bueno para los pacientes –que saben que todo lo que ocurre dentro de la consulta se queda dentro de la consulta- y para los profesionales, ya que nos permite manejar información que si no estuviera protegida por la confidencialidad probablemente no tendríamos y es determinante poder hacer nuestro trabajo.

Y se trata, precisamente, de hacer bien el trabajo. Yo siempre he sido especialmente escrupuloso con la confidencialidad de toda la información que se refiere a mis pacientes, de TODOS mis pacientes. Esto hace que muchos de ellos confíen en mí y vengan a mi consulta, independientemente de su condición y su notoriedad pública, pero sobre todo en este último caso.

Y es que de vez en cuando aparecen publicados nombres de supuestos personajes que se supone que son o han sido pacientes míos y, he de decir, que casi en el 100 por cien de los casos no son reales. Otro tanto ocurre con mis colegas, a los que les sucede lo mismo. Ni los medios, ni otros pacientes pueden ni deben preguntarnos sobre datos de otro paciente, ni siquiera si tal o cual persona es nuestro paciente: el secreto profesional y la LOPD no nos permite dar esa información ni ninguna otra-, si no es con el expreso consentimiento del paciente en cuestión-. Y claro, si el paciente quisiera que se supiera no tendría inconveniente en explicarlo de viva voz.

Seamos todos respetuosos con este derecho y esto nos permitirá seguir haciendo bien nuestro trabajo.